Mis plumas / Le mie piume

Poema Mis plumas de Leo Cimar

de Leo Cimar


Quisieron enseñarme a odiar la libertad que no ceso de amar.

Mis plumas fueron el dedo señalando,

el escarnio público,

descosidas en contra de mi voluntad, a degradación, a estigma.


Como si aquello relacionado con la feminidad fuera digno de esconder.

Preguntadle a mi madre, a las vuestras y a sus vientres.

Preguntadle al mundo como pretende evolucionar sin diversidad.


Aún resuenan los ecos de aquel infante,

el que quería bailar, no apuntarse a fútbol,

el que deseaba ser él,

sin que le dictaran la sentencia de su identidad.

Un niño no debe llorar por ser quien es,

no debe arrancarse las alas por capricho

de la sociedad, 

ni sentir esa vergüenza,

así como lo hice.


La naturaleza sigue su curso,

son irrelevantes las vendas en los ojos

pero no en el alma.


Mis plumas, las cosí de nuevo,

hilvanadas bajo la sangre en mi espalda.

Mi grito acallaba los susurros ajenos.


Me deleito con los pájaros surcando la ciudad

sus plumas, 

cuando alguna cae de sus pequeños cuerpos sonrío y rememoro lo que es vivir sin miedo.


Ahora,

Mis plumas, entintadas me permiten escribir,

sobrevuelan los versos.


Lo que era peso me hace volar.

Licencia de Creative Commons
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.

Le mie piume

de Leo Cimar

(traduzione di Stefano Carbone)



Volevano insegnarmi a odiare la libertà che non smetto di amare.

Le mie piume furono il dito segnalando,

il pubblico disprezzo,

scucite contro la mia volontà, per degrado, per stigma.


Come se ciò che v’era di relativo alla femminilità fosse degno d’essser nascosto

Domandatelo a mia madre, alle vostre e ai loro ventri.

Domandate al mondo come intende evolvere senza diversità.


Risuonano ancora gli echi di quel bambino,

quello che voleva ballare, non giocare a calcio,

colui che voleva essere sé stesso,

senza che venisse dettata la sentenza della sua identità.

Un bambino non dovrebbe piangere per quello che è,

non dovrebbe strapparsi le ali per un capriccio della società,

né provare quella vergogna,

proprio come ho fatto io.


La natura fa il suo corso

sono irrilevanti le bende sugli occhi

ma non nell’anima.


Le mie piume, le ho cucite di nuovo,

filate con il sangue sulla mia schiena.

Il mio urlo ha messo a tacere i sussurri degli altri.


Mi diletto con gli uccelli che volano per la città

le loro piume,

quando qualcuna cade dai loro piccoli corpi, sorrido e ricordo cosa significa vivere senza paura.


Adesso,

Le mie penne inchiostrate mi permettono di scrivere,

sorvolano i versi.


Quello che era peso mi fa volare.


Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.

Publicado por Stefano Carbone

Periodista, escritor y poeta. Viviendo en Madrid

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