de Nankurunaisa Tsuki y Stefano Carbone
Llegan las fiestas de fin de año
junto a las luces y al color
verde rojo, oro y blanco
tiempo sagrado de tu hogar.
Un espacio para compartir poesía
de Nankurunaisa Tsuki y Stefano Carbone
Llegan las fiestas de fin de año
junto a las luces y al color
verde rojo, oro y blanco
tiempo sagrado de tu hogar.
Huracán
de Tsuki Nankurunaisa y Stefano Carbone
Con solo recordarte
vuelvo a sentir las emociones
que solo viví a tu lado
y me pregunto ¿qué es el amor?
de Ana de la fuente
Que se apague el mundo
Tapamos la botella de cava
de la que apenas bebimos dos copas
el día de nuestro segundo aniversario.
de Leo Cimar
Quisieron enseñarme a odiar la libertad que no ceso de amar.
Mis plumas fueron el dedo señalando,
el escarnio público,
descosidas en contra de mi voluntad,
a degradación, a estigma.
de Nankurunaisa Tsuki
Voz de angustia en mi pecho
cuando pienso en ti
no quiero despertar de esta locura
si solo los prejuicios no me alejarán de ti
de Enrique Morte
Quiero pedir una tregua al tiempo
y permitirme recuperar el aliento,
es agotador tener que explicar
la razón subyacente
a mis sentimientos
y el porqué de su intimidad.
de Marutopia
Recuerdo el verano
en que me vestía con tu nombre
y saboreaba tus labios bestialmente.
Pero ahora tu nombre
arde como metal en proceso.
Arde,
destripándose en mi lengua,
sudada de decepción.
de Carlos Salem (@carlos.salem), Stefano Carbone (@poesiasyhechizos), Anna Gister( @anagister), Toni Steffan (@toni.steffan)
Dama M. (@damanisaju), Emmanuel Reyes Pérez (@emmanuelreyesperez1) Belina Fernandez (@fernandezbelina)
Guardo en cajas de cristal un grano de arena de cada playa que pisé, y las cenizas del tabaco para tallar figuras de humo. Tengo dos recuerdos en la boca. Los cangrejos caminan por mi ropa. Colecciono todas las borracheras en las que te besé creyendo que eras otro.
de Marutopia y Stefano Carbone
Las voces del tiempo
arañan las estrellas
y caen como una estrella fugaz,
sobre mi almohada.
Pienso tu olor a rosas mojadas.
Me gustas cuando hablas
porque estás aún más presente
y el verbo cobra de repente
sentido en tu piel.
Que me perdonen Neruda